lunes, 13 de octubre de 2014

REUNN DE VOCES®

Revista literaria virtual Nº 29


Editorial

Octubre es un mes que multiplica alas, trinos y nidos. Un mes que arrastra todas las miradas tras el vuelo de los pájaros, pequeños seres en quienes depositamos nuestros sueños y nuestras ansias de libertad. El Hombre sublima su deseo de ser ave en canción y palabra. Y de alguna forma nos encontramos flotando en el aire impulsados por la bella locura de no resignar las quimeras.
Hay momentos en que la sombra de una jaula nos hechiza y olvidamos que la esencia del viento no admite rejas. Matamos el canto y la brisa, para conformarnos con las plumas.
Otras veces abrimos de par en par el alma y nos atrevemos a volar, llenos de imaginación y poesía.
                                                                     Gabriela Delgado


LOS PÁJAROS



Los clásicos



El huésped de los pájaros

Yo sé bien que se hiere cuando silba.
Comprendo que la tarde la va haciendo su canto.
Me sé bien de memoria que su garganta pone
más azul en los charcos que pisan los boyeros; y pone
unas tierras extrañas en las bárbaras guitarras
de los pinos.

Comprendo que en el cutis del mar escribe cartas
que sólo leen durmiendo los marinos;
comprendo que su pico
empuja a la mañana como el río sus rizos, la lleva
con el calor de un viento hasta los hombres. Comprendo
que sólo cuando él mueve las palabras, las cosas
van cayendo en la tierra con la novedosa inutilidad
que tiene siempre el árbol para dejar caer
sus profundos frutos, inevitables de ser un poco Dios.
Sin embargo, si no lo viera, si no lo tocara,
me sería difícil comprender su presencia.
No siempre
baja a tierra, pero siempre
bebe en el ojo suelto de un rocío.

                                      Manuel Del Cabral (República Dominicana)



Lo Infinito

Tú vives en el alba.
Los pájaros te aclaman.
De túnicas de aves te viste la alegría.
¡Qué aurora la que exaltas!
¡Qué noble luz la tuya!
Te escuchan las mañanas y las noches
porque eres como un cirio,
porque eres como un corzo.
Sentirte a ti que pasas
rozándome las rosas y los ayes...
Doler en tus rodillas, estrujada
por riscos y malezas.

Y que un céfiro de alondras venga dulce,
que tú llegues aventando mis heridas...
Ser mujer y tuya, ¡qué inefable
fundirse la conciencia entre tus brazos!

                                                   Carmen Conde (España)



Señora

Señora hay demasiados pájaros
En vuestro piano
Que atrae el otoño sobre una selva
Espesa de nervios palpitantes y libélulas

Los árboles en arpegios insospechados
A veces pierden la orientación del globo

Señora lo soporto todo. Sin cloroformo
Desciendo al fondo del alba
El ruiseñor rey de setiembre me informa
Que la noche se deja caer entre la lluvia
Burlando la vigilancia de vuestras miradas
Y que una voz canta lejos de la vida
Para sostener el espacio desclavado
El espacio tan lleno de estrellas que se va a caer

Señora a las diez huele a tabaco de artista
Amáis el nadir a cuerpo de pájaro
Sois un fenómeno ligero
Me voy solitario hacia el ocaso de los turistas
Es mucho más bello

                                       Vicente Huidobro (Chile)





Pasión sin límites

Vuela mi corazón
unido con los pájaros
y deja entre los árboles
un invisible rastro
de alegría y de sangre.

Las gotas de rocío
se helaron en las manos
abiertas y floridas
de los enamorados
perdidos en la brisa.

Vuela mi corazón,
mi corazón atado
con cadenas de estrellas
a la sombra de un árbol
atado con cadenas
y con cantos de pájaros.

                                      José María Hinojosa (España)




El cegador de alondras

Punza el ojo del pájaro. Y al verse
trémulo como un sol que se derrama,
vuelca la sangre en combustida llama
como si él mismo fuera a enceguecerse.

Su faena es cegar aves boreales
que a la celda le acercan desde afuera,
presumiendo que así se les altera
la voz, en cascabeles musicales.

Cuando un sol de jarabe desafía
la quietud de los montes cenicientos,
él se anuncia con tardos movimientos
yendo al encuentro del fulgor del día.

¿Le viene de otros años camineros
ese afán de cegar un cristal vivo?
Esas urgencias de arrebato activo:
¿le brotaron de andar por los esteros?

“Canta mejor la alondra enceguecida”,
pretexta al embozarse en su faena,
para mirar después que se le llena
de alevoso temblor la mano ardida.

Se le siente vivir con gesto artero
de quien vive sujeto a un orificio,
cautivo antiguo de su antiguo oficio,
de sus propias penumbras prisionero.

Comienza el rito: toda la camisa
se le emociona al sujetar al ave,
siente en los dedos un temblor suave,
hiere una leve sombra su sonrisa.

Un alambre candente es su herramienta,
que al rojo vivo se le entrega ardiendo,
aunque ve que el amor se le va yendo
de la mano, al crisparse en su tormenta.

Después la alondra enceguecida canta,
ya un aluvión sonoro, una vertiente
que ilustra con sonidos la corriente
del viento, que en sus alas se levanta.

Y él es todo recuerdos; sus destellos
lo vuelven al muchacho caminero,
que ayer por el atajo naranjero
aprisionaba al mundo en sus cabellos.

Punza el ojo del pájaro. Y al verse
trémulo como un sol que se derrama,
vuelca la sangre en combustida llama,
como si él mismo fuera a enceguecerse.

                                           Elvio Romero (Paraguay)



Se equivocó la paloma

Se equivocó la paloma
se equivocaba.
Por ir al norte, fue al sur.
Creyó que el trigo era agua.
Se equivocaba.
Creyó que el mar era el cielo;
que la noche, la mañana.
Se equivocaba.
Que las estrellas, rocío;
que la calor, la nevada.
Se equivocaba.
Que tu falda era tu blusa;
que tu corazón, su casa.
Se equivocaba.
(Ella se durmió en la orilla.
Tú, en la cumbre de una rama).

Rafael Alberti (España)





Para hacer el retrato de un pájaro

Pintar primero una jaula
con la puerta abierta
pintar después algo bonito
algo simple, algo bello,
algo útil para el pájaro.
Apoyar después la tela contra un árbol
En un jardín en un soto
o en un bosque esconderse tras el árbol
Sin decir nada, sin moverse
A veces el pájaro llega enseguida
Pero puede tardar años
antes de decidirse.
No hay que desanimarse
Hay que esperar
Esperar si es necesario durante años
La celeridad o la tardanza
En la llegada del pájaro
No tiene nada que ver
Con la calidad del cuadro.
Cuando el pájaro llega, si llega
observar el más profundo silencio
esperar que el pájaro entre en la jaula
y una vez que haya entrado
cerrar suavemente la puerta con el pincel.

Después borrar uno a uno todos los barrotes
cuidando de no tocar ninguna pluma del pájaro.

Hacer acto seguido, el retrato del árbol,
escogiendo la rama más bella para el pájaro,
Pintar también el verde follaje
Y la frescura del viento,
El polvillo del sol
y el ruido de los bichos de la hierva en el calor estival
y después esperar
que el pájaro se decida a cantar.

Si el pájaro no canta, mala señal,
Señal de que el cuadro es malo,
Pero si canta es buena señal,
Señal de que podéis firmar.
Entonces arrancadle delicadamente
una pluma al pájaro
Y escribid vuestro nombre
En un ángulo del cuadro.

                                    Jacques Prévert (Francia)






Hay un pájaro azul en mi corazón


hay un pájaro azul en mi corazón que
quiere salir
pero soy duro con él,
le digo quédate ahí dentro, no voy
a permitir que nadie
te vea.
hay un pájaro azul en mi corazón que
quiere salir
pero yo le echo whisky encima y me trago
el humo de los cigarrillos,
y las putas y los camareros
y los dependientes de ultramarinos
nunca se dan cuenta
de que está ahí dentro.
hay un pájaro azul en mi corazón que
quiere salir
pero soy duro con él,
le digo quédate ahí abajo, ¿es que quieres
montarme un lío?
¿es que quieres
mis obras?
¿es que quieres que se hundan las ventas de mis libros
en Europa?
hay un pájaro azul en mi corazón
que quiere salir
pero soy demasiado listo, sólo le dejo salir
a veces por la noche
cuando todo el mundo duerme.
le digo ya sé que estás ahí,
no te pongas
triste.
luego lo vuelvo a introducir,
y él canta un poquito
ahí dentro, no le he dejado
morir del todo
y dormimos juntos
así
con nuestro
pacto secreto
y es tan tierno como
para hacer llorar
a un hombre, pero yo no
lloro,
¿lloras tú?

Charles Bukowski (Alemania-Estados Unidos)




Los pájaros perdidos

Amo los pájaros perdidos
que vuelven desde el más alla,
a confundirse con un cielo
que nunca más podre recuperar.

Vuelven de nuevo los recuerdos,
las horas jóvenes que di
y desde el mar llega un fantasma
hecho de cosas que amé y perdí.

Todo fue un sueño, un sueño que perdimos,
como perdimos los pájaros y el mar,
un sueño breve y antiguo como el tiempo
que los espejos no pueden reflejar.
Después busqué perderte en tantas otras
y aquella otra y todas eras vos;
por fin logré reconocer cuando un adiós es un adiós,
la soledad me devoró y fuimos dos.

Vuelven los pájaros nocturnos
que vuelan ciegos sobre el mar,
la noche entera es un espejo
que me devuelve tu soledad.

Soy sólo un pájaro perdido
que vuelve desde el más allá
a confundirse con un cielo
que nunca más podré recuperar.

                                Mario Trejo (Argentina)




Pluma abierta




El vendedor de pájaros

Tengo el corazón ayunando 
de manos y dichas escondidas.
Villorrio inhóspito el amor
ha sido para esta trashumante
de mensurables fatigas
e insípidos placeres.
No sabría que decir
si la sorprendiera el día
con la sonrisa de vendedor de pájaros
quizás le arroje
a su desfalleciente corazón
migajas de pan untado en leche
de dulce madre vida
y se agite un pañuelo
en la ventana inverosímil
de algún tren volador.
Y sea posible creer otra vez
en príncipes a caballo
que derrotan la muerte con un beso.
Un poco más de aquellos
que castigaron sus cascos 
en la arena.
Un poco más de mi
prolongando los brazos
por si fuera posible ser madre universal
y cantarle nanas en murmullos
a los desalojados de la paz.
Una misión que busca
encontrar una mano que calme.
Hasta tanto, celebro un festín de pétalos
con embriones nuevos de esperanza.

                                     Ariadna Aragón(Argentina)



Vuelo de colibrí

Veloz
como un sonido
de campanas
que tintinean.
Liviano
y
frágil,
pasa entre margaritas
y veraneras.
Sí:
el colibrí
es un arco iris
que parpadea.

                          Mabel Morvillo (Argentina. Costa Rica)



Nada me nombra...

Nada me nombra,
todo me transforma.
Un silencio es un cerco
y un maleficio
que curva el horizonte.
Si la noche no aparece,
¿Cómo recordar tu sombra de pájaro?,
¿dónde despabilo el cielo?

Mariana Vacs (Argentina)



Raíces

Con el último golpe del hacha el árbol cae pesadamente al suelo.
Sin embargo, los pájaros permanecen inmóviles donde antes estuvieron
[las ramas.
Acaso porque solo son las sombras de esos pájaros.
Acaso porque los pájaros miraban la distancia y la distancia los paralizó.
Acaso porque la memoria del árbol muere después.

Eugenio Mandrini (Argentina)




Otro pájaro le da cuerda al mundo

escucho al pájaro
que picotea los cedros del Líbano

hay banderas sobre ataúdes
que, puestos de pie, no llegarían
a tu cintura de esplendor

ataúdes de cedro
para los niños del Líbano
tallados en serie
por un pájaro loco
que no se cansa de cantar.

                        Bruno Di Benedetto (Argentina)



                                               A Anisita
“Ella, la que me amaba, se murió en primavera
y se llevó la primavera al cielo ".

Golondrinas te llaman;
                   contornean sus plumas
              en frenético baile de gritos
                                  - golondrinas ahogadas de eternidad - .
     Crepitan dentados peligros
                                            y un arpegio descarriado
   tiñe de extraño la noche.
                                              Se inclinan las sombras sobre el
 fuego;
                        rostros se congelan.
                                Sufren de presagios
                                                        las aves cautivas.
 En tanto,
                             juegan con la tristeza
                                           animales y plantas.
                 Deambulo, buscándote,
                                                             por un astral azul
 mientras un latido ardiente
                                  llora en mi carne.
 Octubre.
                      Octubre lastima
                                                en las entrañas.

Susana Cattaneo (Argentina)



Oiseaux exotiques

Deambulábamos
ociosos
por las habitaciones
con el impudor del fruto
o de la flor
sin ropaje

De pronto
acudieron las aves
del gran ciprés
al oírse
en la música de Messiaen
imitando la dignidad de su canto

Conmovidos
compartimos el goce sutil
de la simple existencia animal

Cuando la música cesó
regresáronse las aves
al gran ciprés
y nosotros nos vestimos
para deambular
ociosos
por las habitaciones

                                                       Clara Rebotaro (Argentina)



1 comentario:

  1. Precioso este número de octubre, que tiene tantas alas! felicitaciones y que haya primavera llena de pájaros entre el follaje
    http://sembrandoelviento.blogspot.com.ar/

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